BIBLOGTECA IES ROMANO GARCÍA

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viernes, 30 de junio de 2017

RELATOS GANADORES

Lo prometido es deuda, así que tras la entrega de premios del pasado jueves 29, aquí os dejamos los RELATOS ganadores, con las imágenes que sirvieron de inspiración a los alumnos de las diferentes categorías:

VI CONCURSO DE RELATOS INSTANTÁNEOS 
BIBLIOTECA IES ROMANO GARCÍA ( LORQUÍ)




5º B CEIP MAESTRO JESÚS GARCÍA 


Marta Isabel Pérez Molina


   Hace mucho tiempo, en la torre más alta de toda la ciudad, habitaban dos niños llamados Ana y Luis. Pasaban mucha hambre y sed, debido a que sus padres los abandonaron en esa vieja  torre sin ventanas, puertas, y tan alta.
   
   Ellos vivían de la poca agua que caía de las goteras cuando llovía y se alimentaban cada día de una miguita del pan que les dejaron sus padres.

   Un día como cualquiera, nublado, lluvioso y triste, en la torre, los niños lloraban preguntándose cuándo, cómo y por qué sus padres fueron tan crueles y les abandonaron. Lo que ellos no sabían era que sus padres no los dejaron abandonados porque no los quisieran, sino que fue porque murieron, y antes de que sus hijos sufrieran preferían dejarlos en la torre con la abuela, que vivía en la planta central De la Torre. Y en la parte más interesante…

-¡ Niñas!, venga, ¡vámonos a casa!
- ¡Mamá! Nos has fastidiado en el mejor momento…

Valeria y Cristina se levantaron recogiendo sus figuritas y corrieron hacia el coche dejando atrás el castillo, con su torre, y el mar.




5º A CEIP MAESTRO JESÚS GARCÍA

Andrea Clares Ramírez 


La familia Sánchez era una familia compuesta por cuatro miembros: la señora Sánchez, el señor Antonio Sánchez y sus dos hijos: Leo y Roberto Sánchez.

Esta familia no tenía mucho dinero y vivía de los frutos de la huerta en la que su padre trabajaba. Vivían en una casa bastante lejos de la playa, y como no tenían ningún medio de transporte que no fuera ir a pie, sus hijos nunca habían visto el mar y nunca habían hecho un castillo de arena. Constantemente les preguntaban a sus padres:

-¿Podemos ir a la playa?
La respuesta no había cambiado desde la primera vez que lo preguntaron:
-No, está muy lejos para ir a pie.

Un día, al volver a oír la misma respuesta, los niños fueron a su habitación:

- ¡Qué pena que no podamos ir a La playas!- decía Leo con tristeza.
- - Sí, la verdad es que tenía muchas ganas…- respondía Roberto.
- ¿ Y si vamos nosotros? Solos, sin padres.
- ¿ Crees que podremos llegar a la playa, solos? La verdad es que lo dudo mucho.
- Quizás sí, ¿ quién sabe?- Leo insistía- Si no funciona volveremos.¡Vamos a intentarlo!
- De acuerdo, pero salgamos ya, no quiero que papá y mamá nos pillen.

Los dos hermanos salen por la ventana y llegan a un camino de tierra. Empiezan a andar en dirección a la playa. De repente, la tierra del camino se convierte en  asfalto, han llegado a la carretera. Se están acercando a la playa, ya huelen el mar.

- ¿ Ves eso?- Roberto pregunta entusiasmado.
- ¡ La playa!- exclaman a la vez.
Salen corriendo, ya están en la playa.
Lo primero que hacen es jugar con la arena, hacen un gran castillo con murallas y después se meten en el agua.

Los dos hermanos están muy felices por haber visto la playa por primera vez, juntos, como un equipo.




CATEGORÍA A (6º Primaria)

1er premio: “ El Castillo de arena de Jaime”

      JOSÉ ANTONIO CREMADES. ( CP Jesús García)


   Era la última noche de verano y Jaime, que no quería que acabara, estaba triste porque no había conseguido hacer un castillo de  arena. Después de cenar se fue a su habitación. Se acurrucó y cerró los ojos. 
   De pronto, Jaime se despertó sobresaltado, como si algo le inquietara, y eso le pasaba. Notaba la presencia de algo cerca de él. Escuchó la voz de alguien que decía “ ve a la playa”, y él obedeció. 
   Fue escaleras abajo. La luz del salón estaba encendida, pero no había nadie. Salió al patio y se fue a la orilla del mar. De pronto volvió a escuchar la misma voz, pero ahora decía: “coge arena, cierra los ojos y confía en ti”, y nuevamente obedeció. 
   Al abrir los ojos había delante un castillo de arena inmenso. Los volvió a cerrar y al abrirlos otra vez estaba en su cama y ya era de día. ¿Sería un sueño? ¿Se había vuelto loco? Se asomó a la ventana y vio a lo lejos un enorme castillo con dos niños correteando  detrás de él.


2º premio: “ Visitando el castillo de arena”
    LOURDES LATORRE YÉPEZ (CP Dolores Escámez)

   Un día de verano estábamos mi hermano José y yo en nuestra casa. Nos apeteció salir a la playa, ya que normalmente en estas fechas suele haber mucha gente y nos encontramos muchos amigos. Salimos a la playa y al llegar nos quedamos mirándola los dos un buen rato.

- ¡Mira ese castillo de arena!, antes no estaba ahí.

   Fuimos a verlo. Me quedé unos cinco minutos mirándolo. De repente  me di cuenta de que que tenía una nota. Fui a cogerla un poco dudoso. Cuando abrí el papel, un rayo de luz salió disparado del papel. Yo, sin pensármelo, lo solté. Cuando paró de brillar, mi hermano y yo sin decirnos una palabra la leímos. Y decía lo siguiente:

- Si en el castillo de arena quieres estar, d aún salto hacia delante y otro hacia atrás y di: “¿Puedo entrar?”

   Al leer eso mi hermano y yo seguimos los pasos y al acabar se abrió un agujero y nos tragó. De repente nos encontramos en una especie de palacio. Era de color arenoso por todos lados. Una persona se acercó a nosotros y nos dijo que lo acompañáramos. Pero en realidad no era una persona, era una especie de animal. Nos hizo recorrer toda esa especie de palacio. 
   Al terminar llegamos a una sala llena de personas normales. Allí es donde habían estado todas las personas de la playa, pero ahora estaban encerrados. De repente salió esa especie de animal y nos cerró la puerta.
   Asustados, buscamos por todas partes una salida, p ro no había ninguna, así que seguimos los mismos pasos que al entrar, pero no funcionó, así que lo hicimos al revés; un salto hacia detrás, otro hacia delante y preguntamos: “¿Puedo salir?.
Repentinamente oí la voz de mi hermano gritar: “¡Despierta!”.

   Era todo un sueño.





CATEGORÍA B  (1º,2º y 3ºESO)
1er premio: “ El tiempo”

FATIHA AARIF (3ºA)


EDAD CONTEMPORÁNEA: Siglo XX
- Eva, mañana me tienes que traer el dinero de la excursión con la autorización, eres ya la última persona en entregarlo- dice el profesor con tono relajado, aunque se podía intuir cierta irritación.
- Claro, sin falta- dije, metiendo el archivador en la mochila.

   El despertador sonó a las siete menos cuarto. Tenía un horrible timbre, que hasta a los muertos del Sahara los despertaba. Lo apagué maldiciendo. Entré la vestibulo y observé detenidamente cada prenda colgada.

   Tras sumergirme en mis perezosos pensamientos, me decidí por una camiseta rosa simple, unos vaqueros que por fin me venían grandes y unas zapatillas.
   Me dirigí al cuarto d baño a ducharme. Tras diez minutos bajo el agua templada tenía que salir y regresa a la realidad donde era Eva Herrero y un un precioso unicornio con alas comiendo pizza. Me vestí, me peiné y me maquillé: raya de ojos, colorete y pinta labios fucsia. 
   Nada más abrir la fuerza d ella habitación una olor a crees me abofeteó. Salí disparada hacia la cocina recorriendo el largo pasillo que me conducía hasta el delicioso olor.
- Buenos días, cariño. ¿ Preparada para la excursión?- dijo mi madre.
- Claro, como siempre- dije con una enorme sonrisa en la cara.
- Te he preparado crees para desayunar y un bocata para la…
- ¡ Estupendo! Bueno, prefiero llevarme ambas cosas en vez de desayunar ahora. Llego tarde , mamá- dije con brusquedad, cerrando la puerta.
- Bueno, jóvenes, aquí estamos en el museo Rollerband y no se toca nada. NADA. Señorita Herrera, espero que me haya entendido.
   Asentí al momento, mientras el señor Marco me daba la espalda y caminaba hacia el reloj de arena, cuyo nombre era “El Tiempo”.
   Yo, siempre curiosa, me aparté del grupo y me apoyé en el enorme pedrusco sobre el que están el reloj. Tras observar detenidamente Ada detalle, decidí tocarlo. Mi mano rozó los costados y…
-¡Noooooooo…!
  Fue lo último que dije antes de ver las estrellas.

Electricidad. Mamá. Volver. Unicornios. Estrellas. Creps.


2º premio: “ El tiempo”

“Carpe diem, tempus fugit”
WISSAL EL GHARBI (3º A)

   Hola, yo me llamo Analía. En este momento estoy realmente confundida, no sé dónde me encuentro. Lo único que puedo decir es que me encuentro en una habitación muy sucia y con olor a humedad. En El Centro de la habitación hay una mesa sobre la que se encuentra un reloj de arena, iluminado por una única ventana. Lo más extraño es el espejo roto situado en la pared.


   Me levanto con la intención de buscar una puerta pero… no hay. De repente se me ocurre una idea…¡ la ventana! Corro hacia ella y me asomo, no logro ver mucho, el cristal está empañado. Pero, entonces, ¿Cómo he llegado hasta aquí?


   Me acerco al reloj de arena y me apoyó en la mesa a la espera de que ocurra algo…

Ya ha pasado bastante tiempo y no logró entender ni saber dónde estoy. Yo, aburrida, me acerco a la ventana con la esperanza de ver u oír algo que me ayude a salir.
   No logro distinguir bien lo que veo, peor creo ver las dos figuras d e un niño y una niña jugando frente al banco d e un parque. Grito todo lo que puedo hasta que mi garganta empieza a arder…
   Cansada de gritar  me acerco al reloj de arena. Me da la sensación de que no termina de caer toda la arena. En realidad, no sé cuánto tiempo llevo aquí pero os puedo asegurar que mucho.

   Me levanto de repente; me había quedado dormida apoyada en la pared.

Cabizbaja me dirijo hacia la ventana con la esperanza de poder ver a los niños y que me escuchen. Se ve bastante mejor que las últimas veces; el cristal ya no está empañado. Logró divisar un parque, busco el banco donde anteriormente se encontraban los niños, pero no están. En su lugar hay dos ancianos abrazándose. Extrañada, me acerco al único objeto al que no había prestado atención; ahí permanece, en la penumbra.
   Pero, ¡si no soy yo! Lo único que hay reflejado en el espejo es una anciana. Me giro y observo el reloj de arena, que ya se ha detenido.
   De repente oigo el rugir de mi estómago y me levanto sobresaltada en mi habitación, en mi cama. Me centro en el motivo por el que me he levantado y vuelvo a escuchar el mismo grito…
- ¡ Analía! ¡A comer!


CATEGORÍA C (4º ESO y bachillerato)

1er premio: “El reloj de la vida”

ELENA VILLA ROJO (1º Bach)

“¿Podré evitar que caigan los granos de arena?” Se preguntaba la pequeña al contemplar el gran reloj.
En su mente imaginó que los granos cobraban vida.
“ Todos  caen. Tarde o temprano osos terminan por caer”.
La niña siguió imaginando e hizo del reloj un mundo, y de los granos, sus habitantes.
Observó el recorrido que esos habitantes habían creado, todos distintos; unos más largos, otros más cortos; pero finalmente todos caían.

Al caer el último grano, la niña sintió tristeza.

Todos sus seres habían caído, ya no seguían trayectos,  o se movía : su mundo había dejado de funcionar.

   Fue entonces cuando la pequeña dio la vuelta a su enorme reloj y salió de la habitación con una  sonrisa.



2º premio: “ Ahora, ya no”
ENCARNI LOZANO CARPES.

   Ese viernes para África volvía a ser otro día cualquiera. No lo esperaba ansiosa, como tú o como yo, para salir con sus amigos o para ir al cine. Ella no solía salir mucho, no tenía amigos,  ni siquiera iba al parque a jugar… y eso que sólo tenía doce años.

   Lo que más le gustaba era leer e imaginar que ella era la protagonista de esos cuentos. Algún día iba con su madre a pasear y lo disfrutaba mucho, le encantaba ver a otros niños jugar, contemplando esos colores tan vivos que tenían las flores, o simplemente sintiendo la caricia del aire en sus mejillas.


   En su habitación tenía un bonito reloj de arena. Era grande y la arena tenía un color muy singular: un blanco demasiado brillante.

   A pesar de todo esto, la niña pasaba horas y horas girándolo, mirándolo con el temor de que el tiempo se acabara.


   Hoy también es viernes y África está ansiosa por salir esta tarde a jugar al futbol con sus nuevos amigos. Hoy ella ya no mira con temor ese precioso reloj de arena; ahora cada día es una nueva oportunidad de ser feliz y disfrutar.


   Ya no tiene miedo a que se acabe el tiempo porque sabe que a ella ya no se le va a   acabar . Ha conseguido superar eso que le aterraba día tras día.


   África, ahora, ya no tiene cáncer.